¿Ayuno o Huelga de Hambre?

\n¿No es más bien el ayuno que yo escogí, desatar las ligaduras de impiedad, soltar las cargas de opresión, y dejar ir libres a los quebrantados, y que rompáis todo yugo?\n¿No es que partas tu pan con el hambriento, y a los pobres errantes albergues en casa; que cuando veas al desnudo, lo cubras, y no te escondas de tu hermano? (Is. 58:6-7, 11-12)\n\nAyuno. ¿Qué es? ¿Para qué sirve? No ayunamos para que Dios nos oiga, no ayunamos para que nos dé cosas. No es una penitencia. Ayunamos con un propósito. Con el ayuno baja la carne y sube el espíritu. Es para sensibilizar nuestro oído para escuchar a Dios. Ser sensibles a su voz y hacer su voluntad. El ayuno no es una huelga de hambre. No es una medida de protesta, ni –como dijimos antes- para conseguir cosas, es para preparar el corazón y afinar el oído para ser sensible. Es una forma de preparación. Nos tiene que llevar a actuar, ej.: Daniel, Esdras, Nehemías, Esther, Jesús... el pecado no se “vence” con ayuno –sépase interpretar lo que se está diciendo, por favor- se vence con confesión y arrepentimiento, acercándose a Jesús, no con prácticas, ritos religiosos ni penitencias. El ayuno –y la oración- no es un rito ni penitencia. Yo no tengo que ayunar –ni orar- para que Dios me perdone. Recuérdese que es por gracia, no por obra ni sacrificios humanos.\n\nDesatar ligaduras de impiedad.\nSoltar las cargas de opresión. Sacar lo que ahoga y oprime las vidas.\nDejar ir libres a los quebrantados.\nRomper todo yugo. Ir contra la esclavitud, derribar las fortalezas.\nPartir el pan con el hambriento. Darles del pan de vida, del evangelio. Dadle vosotros de comer...\n\nA los pobres errantes albergar en casa. Ser casa para el desamparado, para aquel que está perdido ser la casa que buscan.\nCubrir al desnudo. Protegerlo, cubrirlo con el manto.\n\nNo te escondas de tu hermano. Ante la necesidad no eludas la responsabilidad.\nEn el pasaje no se nos dice que esto será hecho por Dios en respuesta al ayuno, sino que es nuestra tarea, seamos sensibles para oír y entender. No es una obra en nosotros, sino de nuestra tarea, una obra que tenemos que hacer nosotros.\nTodo esto tiene un resultado sobre nosotros. Todo empezará a cambiar. Se apresuran los tiempos.\n\nEntonces nacerá tu luz como el alba, y tu salvación se dejará ver pronto; e irá tu justicia delante de ti, y la gloria de Jehová será tu retaguardia.\nIs. 58:8.\n\nPara que Dios responda cuando clamamos a él y su gloria se manifieste tienen que haber un cambio, tenemos que hacer lo que él dice...\n\nEntonces invocarás, y te oirá Jehová; clamarás, y dirá él: Heme aquí. Si quitares de en medio de ti el yugo, el dedo amenazador, y el hablar vanidad;\nY si dieres tu pan al hambriento, y saciares el alma afligida, en las tinieblas nacerá tu luz, y tu oscuridad será como el mediodía.\nIs. 58:9-10.\n\nQuitar el yugo.\nQuitar el dedo acusador. No juzgues a nadie, no le pongas un cartel a las personas.\nQuitar el hablar vanidad. Tu palabra debe tener peso y sentido.\nDar pan al hambriento.\nSaciar al alma afligida.\nComo consecuencia de hacer lo que Dios quiere, él activa la palabra sobre nuestras vidas...\n\nJehová te pastoreará siempre, y en las sequías saciará tu alma, y dará vigor a tus huesos; y serás como huerto de riego, y como manantial de aguas, cuyas aguas nunca faltan.\nIs. 58:11(c/Sal. 23).\n\nDios levanta un pueblo para edificar y restaurar, levantará una nueva generación.\n\nY los tuyos edificarán las ruinas antiguas; los cimientos de generación y generación levantarás, y serás llamado reparador de portillos, restaurador de calzadas para habitar. Is. 58:11-12.'
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